domingo, 27 de marzo de 2011

Arquitectura de Chiclayo 1

3 proyectos de arquitectura de Chiclayo



Residencial FAP.
Bloque residencial de viviendas por corredor con el núcleo de comunicaciones exento. Juego de llenos y vacíos en la fachada principal. En la fachada trasera tapiz de celosías.




Facultad de Medicina.
La fachada se resuelve mediante un juego de planos que busca la descomposición de la esquina. El plano de piedra, el plano horizontal que hace el alero, el plano que nos invita a entrar, ... todo ello sobre una gran superficie de lamas como telón de fondo. Tras estas se esconde una escalera lineal además de otros usos.




Vivienda particular.
Madera, aplacado de piedra y vidrio entre dos planos horizontales. Un plano intermedio gris y otro superior blanco. Horizontales marcadas que lamentablemente se quiebran en la fachada larga. 

Un minuto antes de la explosión

EL FUTURO DE LA ARQUITECTURA ESTÁ EN EL PENSAMIENTO.
"Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, y el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar; y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo; un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo; las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara; la vista Amazonia desaparecerá de la faz del planeta destruida por el granizo, y la era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial; los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, sólo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos; LA CREACIÓN HABRÁ TERMINADO."
Así de tremendo comienza García Márquez El cataclismo de Damocles, texto bellísimo y tiernamente exigente que siempre merece la pena releer y que, cada vez, conmueve en lo más hondo.
Pues un minuto antes de esa última explosión, y en el mismo momento de la misma explosión, habrá un artista creando, habrá un arquitecto levantando ilusionado su mejor obra. La obra de su vida. Con toda su alma. Intentando completar la Creación.
Cuando uno se pregunta sobre el futuro de la Arquitectura, uno no puede menos que contestar, no podía ser de otra manera, que el futuro está en las ideas. En el pensamiento y en las manos de los arquitectos capaces de generar estas ideas y de levantarlas, de ponerlas en pié, de construirlas.
Porque el cataclismo, la gran explosión, podrá destruir la Tierra, y con ella las formas construidas por el hombre, e incluso al hombre mismo, pero no podrá nunca, jamás, destruir las ideas. Porque las ideas son indestructibles.
La Historia de la Arquitectura, y el futuro es Historia, es, más que una Historia de las formas, de los estilos, una Historia de las ideas que son traducidas a esas formas que conocemos. E indagar sobre el futuro de la Arquitectura será una labor de prospectiva sobre las ideas que harán posible ese futuro y sobre los hombres capaces de alumbrarías.

LUZ Y GRAVEDAD: EL QUID DE LA CUESTIÓN
Es el hombre quien y para quien se crea la Arquitectura. Y su relación con el Espacio se hace a través del Tiempo. Lo que traducido a elementos materiales viene a desembocar en su relación con la GRAVEDAD y con la LUZ. Son la GRAVEDAD, que construye el Espacio, que hace relación al Espacio, y la LUZ, que construye el Tiempo, que da razón del Tiempo, cuestiones centrales de la Arquitectura. El control de la Gravedad, y el diálogo con la Luz. El futuro de la Arquitectura dependerá de una posible nueva comprensión de esos dos fenómenos. O mejor que nueva, de un más claro y más profundo entendimiento.
La revolución que han supuesto en los últimos tiempos los nuevos materiales, el vidrio y el acero, ha sido una revolución relativa a una diversa con-prensión y resolución de los temas de Luz y de Gravedad. Ambas afortunadamente inevitables para la Arquitectura.
La lucha con la Gravedad, su dominio y con él el del Espacio, seguirá siendo tema claro del futuro de la Arquitectura. Afortunadamente ineludible, todo consistirá en cómo seguir controlándola. Quizás con técnicas nuevas. Si el acero, y el hormigón armado con él han hecho posible la Arquitectura actual, podríamos pensar, aunque sea difícil, en que puedan aparecer nuevas técnicas. Se tratará en todo caso ¡qué sencillo! de encauzar esa G que estudiábamos de pequeños en la Física, Esa G que es real como la tierra misma a la que todo lo material siempre tiende a volver, y siempre vuelve.
El diálogo con la Luz, será el otro gran tema. Cuando el dominio de la Luz ha sido el argumento de toda la Historia de la Arquitectura, ahora que ya tenemos medios para controlarla, parece que la mayoría de los arquitectos se hubiera olvidado de ella. La normalización del vidrio plano en grandes dimensiones, ayudado con el acero, hace posible aquella vieja utopía de la Luz vertical, Y también hace posible el planteamiento del espacio horizontal continuo con Luz horizontal. El futuro de la Arquitectura será tanto mejor cuanto los arquitectos reflexionen con más rigor sobre ello y obren en consecuencia.
Se descubre entonces, precisa y preciosa coincidencia, que la Luz es la única que de verdad es capaz de vencer, de convencer a la Gravedad. Y así, cuando el arquitecto le pone las trampas adecuadas al sol, a la Luz, ésta, perforando el espacio conformado por estructuras que, más o menos pesantes, necesitan estar ligadas al suelo para transmitir la primitiva Fuerza de la Gravedad, rompe el hechizo y hace flotar, levitar, volar a ese espacio. Santa Sofía, el Panteón o Ronchamp, son pruebas palpables de esa portentosa realidad,

EL HOMBRE Y LA CONSECUCIÓN DE LA BELLEZA
Y, ¿en qué se traducirá esta relación, este dominio del hombre sobre la Gravedad y sobre la Luz? La conclusión de esta relación será la consecución de la Belleza: el Pulchrum. Si la Verdad, el Verum, hace rendirse a la inteligencia, y la Bondad, el Bonum, a la voluntad, en el terreno de los sentimientos el hombre se rinde ante la Belleza.
Zubiri lo explica con claridad palmaria en sus últimos escritos que, por su referencia precisa a la materia, y a los materiales, pareciera que está refiriéndose a la Arquitectura.
El Futuro de la Arquitectura no puede ser otro que lo que ha sido y es, o debería serio; la creación de la Belleza permanente de la que la Arquitectura es quizás su expresión más concreta y rotunda.
Este deseo de Belleza no implica una sola posible Arquitectura. La Belleza, con sus múltiples facetas también puede ser plasmada en la Arquitectura de muy diversos modos, con muy diferentes formas, a través de estilos muy distintos. Le Corbusier y Gaudí fueron coetáneos y, ¿qué es más bello, la villa Savoie o la Sagrada Familia? Pues ambos arquitectos trabajaban en esas obras al mismo tiempo.
El servicio a las necesidades del hombre (Función), la respuesta adecuada al paisaje en que se incluye (Contexto), la racionalidad de su construcción (Construcción), la posibilidad de ponerla al alcance de todos (Economía), etc., deben ser cualidades de la creación arquitectónica. Pero supuesto lo anterior y como añadido gratuito, como regalo, la Arquitectura debe ofrecer al hombre ese "algo más", misterioso pero concreto, que es la Belleza. La Belleza inteligente que es consecuencia de unas obras que son ideas construidas. Algo más, mucho más, que la mera construcción.
El conseguir evidenciar para el hombre facetas todavía desconocidas de esa Belleza, a través del dominio de la Gravedad y de la Luz, será cuestión central para ese futuro de la Arquitectura.

LA ARQUITECTURA Y EL ARROZ: EL TIEMPO Y LA ARQUITECTURA
La Arquitectura necesita de un tiempo preciso para hacerse bien. De un tiempo y de un tempo. De una duración y de un ritmo.
Un arroz cocinado en cinco minutos, siempre sale duro. Y un arroz mantenido al fuego más de media hora, siempre sale blando. El tiempo del arroz, son veinte minutos, ni más, ni menos. Y a fuego lento, tras un primer hervor. Si no, se arrebata. Aquí y en la China. En el presente, y en el futuro.
Y la Arquitectura, con razones más serias y profundas que las del arroz, también necesita de su tiempo y de su tempo. Tiempo de estudio y de análisis, para conocer bien los datos del problema. Y tiempo de reflexión para llegar a una síntesis, a una solución rigurosa. Y un tiempo adecuado para su construcción.
Y sin embargo, estando esto tan claro, nunca la humanidad ha levantado tantas y tamañas tonterías. Tan bien y tan sólidamente construidas. Precipitadas en las vanas razones de su necesidad (tanta obra inútil). Arrebatadas en la precipitación de su concepción (como si de churros se tratara). Construidas en un santiamén (todo vale). Es la arquitectura del Kleenex. Del usar y tirar. Son las obras que nos inundan. Firmadas por unos comerciantes que, con el título de arquitectos conseguido no se sabe dónde ni cómo, desprecian la Arquitectura. Les dé lo mismo y lo hacen para una Sociedad a la que también le da lo mismo. Que también, por ignorancia, odia la Arquitectura. Una Sociedad, la actual, cuyo alimento espiritual son los "culebrones". Y cuyo alimento material es la fast food. No saben lo que es un buen arroz. Tan rico y tan barato. Ni lo que es la Poesía. Tanto con sólo dos palabras. Ni saben lo que es la buena Arquitectura. Tan sencilla. Tan sencillo todo.

AGUA DERRUMBADA EN LOS CHARCOS: PORQUÉ Y PARA QUÉ DE LA FORMA
Así de contundente se expresa el poeta: "Estas formas no dicen nada, agua derrumbada en los charcos". Igual que las palabras a la poesía, en el eterno debate de fondo y forma, las formas arquitectónicas deben ser traducción de ideas. Y expresarlas con contundencia. Con la fuerza que sólo la Arquitectura tiene.
Pues he aquí que estamos rodeados, atiborrados de formas inútiles. Una inundación de eso que se ha dado en llamar "diseño". Desde los planos, rebosantes de diseños: giros, quiebros, pases, ondas, mocos, etc. Tanto en plantas como en secciones como en alzados. Que no se diga.
Y luego la realidad, como si fueran bazares: barandillas, picaportes, pasa-manos, mostradores, jambas, etc. Que no se pueda decir.
Superabundancia de elementos de diseño, apabullante despliegue orna-mental, que intenta distraer con cantidad de efectos especiales, la vaciedad de sus propósitos. Y ni eso consiguen. Son agua derrumbada en los charcos.
Y si este exceso de diseño hace referencia a lo superfluo, a lo ornamento en el sentido loosiano del término, peor todavía es cuando esto ocurre usando de la Tecnología.
La Arquitectura avanza apoyada en los avances de la Tecnología. Sin el acero ni el vidrio plano, nunca hubiera sido posible concebir la continuidad del espacio, ni hacer realidad el control de la luz vertical.
Y estos prodigios de la Arquitectura, estos giros copernicanos son posibles cuando la Tecnología sirve de base para dar a luz nuevas ideas. Cuando la Tecnología se constituye en "para qué", y no se quiere erigir un "qué". Cuando, por encima de la Arquitectura, la Tecnología se erigió en protagonista, deviene en sólo forma. Será más escultura que arquitectura. Será en todo caso un bello e interesante esqueleto, sólo huesos, En vez de "ser vivo". Son los nuevos "maquinismos" y "deconstructivismos” y "fractales". Soportados por la soldadura y la silicona, aliñadas con acrílicos de vivos y fotogénicos colores. Y luego, como con voz prestada de ventrílocuo, adornados con agudas teorías: la "repetición", la "polirritmia" de los materiales, los "fractales" nunca vistos o la "deconstrucción ya agotada. Y de la mano de Derrida o de Deleuze van por la historia felices como boy scouts por las montañas.
Claro que estos desafueros del diseño, desbordamientos de la tecnología y ataque furibundo de voces prestadas, no son más que inútil defensa de los inútiles. Son espejos en los que los vanidosos y los narcisistas se miran constantemente para olvidar que son incapaces de avanzar. Se detienen ante el espejo en vez de atravesarlo, como Alicia, o romperlo como la madrastra de Blancanieves. Atravesándolo se adentrarían, con Alicia, en el país de los sueños, de las maravillas, de la maravillosa Arquitectura.
Rompiéndolo se enterarían, como la madrastra de Blancanieves, repetido mil veces por los mil añicos del espejo destrozado que "tú no lo eres, lo es Blancanieves”. Que Adriano, Bernini y Le Corbusier siguen siendo arquitectos de hoy y del futuro. Que sus ideas y sus obras se adelantan a su tiempo, están por encima del tiempo, están fuera del tiempo.
Hemos visto ya los puntos centrales del Futuro de la Arquitectura: el Hombre, la Belleza, la Luz y la Gravedad. Y hemos también visto alguno de los errores comprobados de este nuestro siglo desbocado: la falta de Tiempo, el exceso de Diseño o el uso inadecuado de la Tecnología.
Tendremos entonces que pensar quiénes serán las personas, los arquitectos capaces de poner en pié este Futuro de la Arquitectura.

SOCIEDAD SUPINAMENTE IGNORANTE: LA SOCIEDAD Y EL ARTISTA
Antiguamente, eran los estamentos poderosos, los mecenas, los que encargaban las obras de arte. Reclamaban la Arquitectura, con mayúsculas, para su propio servicio y deleite. Como signo patente de su evidente poder. Pero lógica y afortunadamente, con el paso de los siglos, estas obras han llegado a ser patrimonio de la Humanidad. Al servicio de todos.
Por el contrario, como si de ir contra el tiempo se tratara, hoy día, cuando la Sociedad es unánimemente democrática, y el Estado es la representación de todos, pasa al revés. Salvo excepciones contadas. Cuando los que encargan las obras de arte, también y principalmente las de Arquitectura, para el servicio de todos, eligen al artista, al arquitecto, nunca o casi nunca lo hacen a los mejores. Casi siempre llaman a los peores.
Así están nuestras ciudades. Disueltas. Como museos de todos los horrores imaginables y de todos los caprichos inimaginables. Y, ¡vaya que se dan prisa estos malditos en levantar tamañas monstruosidades! No vaya a ser que alguien advierta a esta Sociedad ignorante y materialista en el sentido más peyorativo del término, y no les dejen seguir con sus infames desaguisados. Ante esto, ¿qué se puede decir del Futuro de la Arquitectura?
Quiero ser optimista y recordar a esta Sociedad que existen, todavía, arquitectos, maestros consagrados y jóvenes airados, que están dispuestos, si se les deja y se les da tiempo para ello, a remediar el entuerto.

DESEABLE FINAL FELIZ
En definitiva, el Futuro de la Arquitectura está en las ideas. En los arquitectos que piensan. En los que tienen ideas y son capaces de construirlas. Dedicando el necesario tiempo para ello. Dominando la Gravedad y controlando la Luz. Y poniendo siempre al Hombre como centro. Buscando la Belleza para dársela a los hombres. Y de una Sociedad dispuesta a disfrutar con la Cultura y a dejarse regalar con este sencillo prodigio que es la Arquitectura.
Dice García Márquez, ¡y cómo lo dice!, que con lo que cuesta una ojiva nuclear, alcanzaría, aunque sólo fuera por un domingo de otoño, para perfumar de sándalo las cataratas del Niágara. Pues con ese mismo coste, y con mucho menos, bastaría para todos los domingos de todos los otoños, perfumar de Arquitectura todo el mundo. Y todas las primaveras y los inviernos y los veranos. Porque la verdadera Arquitectura, idea construida, permanece para siempre. Haciendo real el duro deseo de durar. Con el aroma de la eternidad.


Alberto Campo Baeza.
La idea construida. Universidad de Palermo. 2005

domingo, 20 de marzo de 2011

Tesis de trabajo


Rechazamos reconocer problemas de forma; sólo problemas de construcción.
La forma no es el objetivo de nuestro trabajo, sino sólo el resultado. La forma, por si misma, no existe.
La forma como objetivo es formalismo; y lo rechazamos.
Nuestra tarea, en esencia, es liberar a la práctica constructiva del control de los especuladores estéticos y restituirla a aquello que debiera ser exclusivamente: construcción.






Mies Van der Rohe
Escritos, diálogos, discursos. Colegio Oficial de Arquitectos y Aparejadores. 2005

Si tuviese que enseñarles arquitectura.


 
La arquitectura de la nueva edad ha triunfado en todo el mundo. Pero todavía está sujeta a una oposición violenta e insidiosa. Desbarata demasiados prejuicios y demasiados intereses creados. Todo el país está controlado por la obstrucción comercial y por arquitectos que emplean técnicas anticuadas, por lo cual les es imposible conformar las demandas de una clientela nueva. Invocan tradiciones sagradas, el buen gusto, la belleza -- Pericles o Luis XIV, o cualquier cosa de ese orden.
Los maestros de las escuelas están extremadamente preocupados por la curiosidad de sus alumnos, por sus preguntas indiscretas, por su entusiasmo casi irrefrenable. La vida ya no es una broma para la mayoría del cuerpo docente en muchas escuelas.
El inmenso futuro de la arquitectura moderna, que es, al fin de cuentas, el equipo de una nueva civilización, no debería estar mezclado con intereses creados. La vida recién comienza para una nueva arquitectura y tiene una larga vida por delante. ¿Por qué negarle la posibilidad de alcanzar belleza y grandeza? Esta clase de objeción es fútil e injustificada. Pero igualmente es importante reconocer que se han cometido muchos errores en el campo de la arquitectura moderna, especialmente por parte de la gente joven que imagina que la casa del hombre moderno es una caja de jabón. Pero el mayor daño ha sido hecho por los plagiarios que tornan las superficialidades de la arquitectura moderna y simplemente las aplican sobre los mismos viejos esqueletos. Si el trabajo no está aún terminado (y por cierto que no lo está), es el deber de las autoridades reconocer que el mundo evoluciona constantemente y que, por lo tanto, la arquitectura, como expresión de una edad, debe ir delante.
Se le debe dar a la arquitectura la oportunidad necesaria para poder experimentar prácticamente.
Uno de los aspectos cruciales de toda la cuestión estriba en la enseñanza de la arquitectura en las escuelas. A este respecto ciertos países están dormidos y se abrazan a la tradición: los estudiantes están bien, pero los profesores... Todavía no dudan, dos mil años después, en ser más romanos que los romanos, más alemanes que los alemanes... El nacionalismo sólo sirve para adornar la arquitectura con toda suerte de accesorios que nada tienen que ver con el problema real. En todo el mundo he notado que la enseñanza de la arquitectura, de cualquier forma que sea encarada, es siempre fragmentaria y superficial — a veces, aparentemente sobre el viejo modelo Beaux Arts, a veces ausente de algún significado estético (como en algunos países orientales), a veces un poco exagerada (como en la mayoría de los países técnicamente progresistas, como Norteamérica).
Lo que es aún más incongruente, es ver la fiera oposición de nuestros padres y abuelos (magistrados, concejales, etc.), a cualquier manifestación del espíritu moderno. ¿Para quién son proyectadas las ciudades del futuro? ¿Para aquellos que morirán pronto, con sus costumbres ancladas en el fondo de sus estómagos, o para aquellos que aún no han nacido? Su actitud defensiva es absurda.
La arquitectura provee la estructura para una civilización (habitación, trabajo, esparcimiento, circulación); y así la arquitectura es también urbanismo. Ya no es posible separar la arquitectura del urbanismo — son una y la misma cosa. ¿Pero qué signos hay del urbanismo moderno? Recién ha nacido, es una nueva ciencia con pocos profesores. Y son todos jóvenes. Seguramente merecen el reconocimiento universal.
¿Si yo tuviese que enseñarles arquitectura? Es una pregunta bastante embarazosa...
Comenzaría por prohibir los "órdenes", por poner un fin a este palabrerío hueco de los órdenes, a este desafío increíble a la inteligencia. Insistiría en un respeto real por la arquitectura. Por otra parte, contaría a mis alum-nos cuán conmovedoras son las cosas en el Acrópolis de Atenas, cuya sublime grandeza comprenderían más tarde. Prometería una explicación de la magnificencia del Palacio Farnesio, y del amplio golfo espiritual existente entre el ábside de San Pedro y su fachada, ambos construidos con el mismo "orden", pero uno por Miguel Ángel y la otra por Maderno. Y muchos otros de los hechos más simples y ciertos de la arquitectura, cuya comprensión exige cierta maestría. Enfatizaría el hecho de que la nobleza, la pureza, la percepción intelectual, la belleza plástica, y la eterna cualidad de la proporción, son los goces fundamentales de la arquitectura que pueden ser entendidos por cualquiera.
Trataría de inculcar en mis alumnos un sentido preciso de control, de juicio imparcial y del "cómo" y del "por qué"... Los entusiasmaría para cultivar este sentido hasta el día de su muerte. Pero quisiera que lo basaran sobre una serie de hechos objetivos. Los hechos son flui-dos y cambiables, especialmente hoy en día, así que les enseñaría a desconfiar de las fórmulas y les trataría de hacer entender que todo es relativo.
Pregunto a un joven estudiante: ¿cómo hace usted una puerta?, ¿de qué tamaño?, ¿dónde la pone?, ¿cómo hace usted una ventana? Pero, incidentalmente, ¿para qué sirve una ventana?, ¿sabe realmente para qué se hacen las ventanas? Si lo sabe, podrá explicarme por qué una ventana es cuadrada, rectangular o curva. Quiero razones para ello, y agregaría: piénselo: ¿necesitamos realmente ventanas hoy en día?
¿En qué parte de un cuarto pone usted una puerta?... Quizás tenga varias soluciones. Usted tiene razón, hay varias soluciones y cada cual da una sensación arquitectónica diferente. Ya ve — esas diferencias de solución son la base misma de la arquitectura. De acuerdo con la forma en que usted entra en un cuarto, y de acuerdo con la posición de la puerta en la pared, usted tiene una impresión determinada y la pared que perfora toma características determinadas. Usted siente que ha descubierto la arquitectura. De paso, le prohíbo trazar un eje en sus planos — los ejes son meramente una fórmula para encandilar al lego.
Otro punto, igualmente importante: ¿dónde ubica las aberturas de las ventanas? Usted se da cuenta que de acuerdo de donde viene la luz, tiene una sensación de-terminada, así que dibuje todas las formas posibles de ubicación de ventanas y luego dígame cuál es la mejor. En realidad, ¿por qué ha hecho el cuarto con esa forma? Piense en otras formas con más posibilidades y ubique las aberturas para puertas y ventanas. Le conviene comprar un gran cuaderno de notas para este trabajo — necesitará hojas y hojas.
Ahora dibuje todas las formas posibles de comedores, cocinas, dormitorios, cada cual con sus requisitos especiales. Habiendo hecho esto, trate de reducir las dimensiones al mínimo. Una cocina. Esto es una cuestión de urbanismo — circulación y espacio para trabajar. No olvide que la cocina es algo sagrado entre lo sagrado. La próxima cosa a diseñar es la oficina de un hombre de negocios, y la de su secretario, sus dactilógrafos y sus empleados. Recuerde que una casa es una máquina para vivir y una oficina o una fábrica es una máquina para trabajar.
Usted no sabe nada de "órdenes", ni del "estilo 1925", y si lo pesco proyectando algo en el "estilo 1925", le daré un tirón de orejas. No debe ser un estilista. Usted articula, usted planea — nada más.
Ahora trate de resolver uno de los problemas contemporáneos más intrincados: la casa mínima.
Primero para un hombre o una mujer solteros, luego para un matrimonio — no cuente con los hijos. Luego la casa se amplía — llegan dos hijos. Luego tendrá que acomodar a cuatro hijos.
Como todo esto es muy difícil, usted comenzará por dibujar una línea recta alrededor de la cual usted construirá las unidades necesarias en su orden correcto, cada cual con un área mínima. Luego, en una especie de árbol genealógico, usted tratará de solucionar su circulación poniendo las unidades apropiadas una al lado de la otra. Para terminar, tratará de juntar las unidades componentes para hacer una casa — no se preocupe por la construcción: eso es otra cuestión. Si por casualidad le gusta jugar al ajedrez, le será útil aquí, y no necesitará ir al café para encontrar un contrincante.
Usted irá a ver edificios en construcción para ver cómo se hormigonan los techos y pisos y cómo se ponen las ventanas. Haga dibujos y si ve algo idiota, tome nota de ello y cuando vuelva pregunte. No se imagine que aprenderá construcciones por medio de las matemáticas. Es un engaño empleado por las academias para dominarle.
Sin embargo, deberá aprender una cierta cantidad de estática. Esto es fácil. No crea que necesita saber exactamente cómo' llegan los matemáticos a la resistencia y sus fórmulas. Con un poco de práctica, comprenderá el mecanismo del cálculo, pero sobre todo recuerde cómo trabajan las distintas partes de una estructura. Asegúrese de entender los momentos de inercia. Una vez que los entienda, usted quedará libre para hacer cualquier cosa. Todo esto es muy claro: deje las matemáticas superiores a los matemáticos.
Sus estudios no han terminado aún. Usted tendrá que investigar en cuestiones de sonido, temperatura y expansión. De calefacción y refrigeración. Cuanto más experiencia directa pueda recoger a esta altura, más lo agradecerá luego.
Trate de dibujar un puerto con las boyas que marcan el canal, y muestre cómo un transatlántico viene a lo largo de los espigones y sale nuevamente. Le servirá cortar un trozo de papel coloreado con la forma del barco y marcar las posiciones sucesivas sobre el dibujo. Esto le puede dar una idea de cómo proyectar los espigones.
Ahora dibuje un bloque de doscientas oficinas con una plaza enfrente para estacionamiento de coches: investigue a cuántos coches debe servir y como con el barco muestre claramente sus maniobras. Quizás así tendrá alguna idea del tamaño la forma para los espacios libres y de estacionamiento, y de su relación con la calle. He aquí una regla ideal: use lápices de color. Con el color usted acentúa, clasifica, clarifica, desenreda. Con el lápiz negro usted queda atascado y está perdido. Dígase siempre: los dibujos deben ser fáciles de leer. El color le salvará.
Aquí hay una plaza en la ciudad con varias calles que se encuentran. Busque cómo se cruza el tráfico. Trate de pensar en cada tipo de plaza y piense cuál es la mejor para la circulación.
Plantéese el problema de una sala de estar con sus puertas y ventanas. Disponga los muebles necesarios en forma conveniente. Este es otro problema de circulación ¡y de sentido común y unas cuantas cosas más! Pregúntese si su habitación sirve de este modo para un propósito determinado.
Ahora le planteo un problema escrito: redacte un informe comparativo y analítico de las razones de la existencia de ciudades como Londres, Birmingham, Hull, Liverpool, Glasgow. Tarea bastante dura para un estudiante, pero usted se dará cuenta que antes de escribir nada deberá conocer exactamente qué es lo que está considerando, y por qué existe. Es un ejercicio espléndido para desarrollar el poder de discriminación.
Un día, vaya a la estación, con un metro en la mano, y haga un dibujo acotado y exacto de un coche restaurante con su cocina y servicio. Haga lo mismo con un coche dormitorio. Luego vaya al puerto y visite un transatlántico. Haga planos coloreados y cortes mostrando cómo funciona. De hecho, ¿tiene usted una idea clara de qué sucede en un transatlántico? Se da usted cuenta que es un palacio que acomoda a dos mil personas de las cuales un tercio vive lujosamente? ¿Se da cuenta que aquí hay un sistema de hotel con tres clases enteramente separadas e independientes, con sistema gigantesco de propulsión mecánica con su cuerpo de maquinistas y mecánicos, y aparte de esto un sistema de oficiales y marinos para dirigir el barco? Cuando usted pueda expresar claramente por medio de cortes coloreados y plantas la organización de un transatlántico, usted podrá participar en el próximo concurso para un Palacio de la Liga de las Naciones.
Y ahora, amigo mío, le ruego abra bien sus ojos. ¿Mantiene usted sus ojos abiertos? Ha sido entrenado a abrir los ojos? ¿Los mantiene abiertos continuamente y útilmente? ¿Qué es lo que mira cuando va de paseo?
Observe los fondos de los edificios si quiere aprender algo. Cierre los ojos ante el frente que da a la calle. Luego vaya y mida algunos de estos edificios que son decentes detrás de sus fachadas. Estudie este particular con vistas hacia la ejecución posterior en mayor escala, quizás en acero (una casa prefabricada) o en hormigón armado (combinando unidades estándar).
Ahora que he recurrido a su sentido de la honestidad, me gustaría inculcar en usted y en todos los estudiantes de arquitectura un odio hacia el “estilismo de tablero de dibujo”, que es meramente cubrir una hoja de papel con dibujos atractivos, “estilos” y “órdenes” - estas son modas. Pero la arquitectura es espacio, ancho, profundidad, y altura, volumen y circulación. La arquitectura es una concepción de la mente. Debe ser concebida en su cabeza con los ojos cerrados. Sólo en esa forma puede visualizar su proyecto. El papel es sólo un medio para anotar la idea y transmitirla al cliente o al constructor. Todo está en la planta y en el corte. Cuando usted llega a través de plantas y cortes a un ente que funciona, han de seguir las fachadas, y si usted tiene alguna capacidad para diseñar, sus fachadas serán bellas. Diga, por todos los medios, que las casas son para vivir dentro, pero será un buen arquitecto cuando las fachadas sean expresión de ello. La proporción es suficiente, pero también necesita bastante imaginación; además, cuanto más modesto sea su problema más imaginación le hará falta.
La arquitectura es organización. Usted es un organizador y no un estilista de tablero de dibujo.








Le Corbusier
Mensaje a los estudiantes de arquitectura. Gustavo Gili. 2005.

sábado, 19 de marzo de 2011

arquitectura, con a minúscula

Arquitectura y arquitectura

A estas alturas puedo pensar por qué no recuerdo haber sentido la necesidad de poner un solo frontón en mi vida consciente de arquitecto (llamo vida inconsciente a la que corresponde a cuando los dibujaba). También llamo frontones a tantas y tantas formas de la arquitectura clásica.

Un buen día dejé de trabajar y procuré pensar libremente en lo que hacía y se hacía. Ese mismo día empezaron a desprenderse tantos añadidos que a cualquier pensamiento serio sobre arquitectura se abrazaban, se pegaban corro auténticas lapas, crustáceos. El resultado limpio era atractivo y pensé que también podía llamarse Arquitectura, tal vez arquitectura, y disfruté con esa a minúscula, ya que me bastaba para resolver los problemas que siempre la arquitectura tuvo que resolver: ordenación del mundo en donde desarrollamos nuestra vida.

Resultaba, además, que la limpieza obtenida sin crustáceos exigía, por sí y para sí misma un cuidado muy grande en planteamientos, en claridad de esquemas, hasta en composición, y que exigía una delicadeza y una fina sensibilidad que, tal vez, la Arquitectura al uso podía saltarse ya que luego podría ser tapado un no tan puro arranque.

Alejandro de la Sota. 
Escritos, conversaciones, conferencias